Quizás en varias oportunidades te has planteado cambiar de vida, sin embargo, no sabes por dónde empezar.
Aunque, si te pones a analizar en frío de todo lo que te rodea en éste momento, te darás cuenta que nada es idéntico y es precisamente porque todo está en constante movimiento. Quizás has tenido algunos cambios y por ser tan pequeños no te percatas de ellos o tal vez estés demasiado ocupado para notarlos.
Con todo, estos pequeños cambios no serán suficientes y vas a sentir la necesidad de una transformación radical.
En este sentido, son muchas las razones que llevan a las personas a desear darle un cambio radical a su vida, debido a que se va a encontrar con múltiples razones para hacerlo. La crisis personal, se ha tornado en el foco principal para que muchas personas deseen un cambio en su vida.
Las malas experiencias, la insatisfacción y la falta de atención se han convertido en detonantes para que éstas no le encuentren sentido a su vida y quieran darle un giro para sentirse vivos, seguros y felices. Las crisis en las parejas son el vivo reflejo para que muchos deseen un cambio de vida, debido a que la monotonía o rutina se ha apoderado de la relación, tolerando al aburrimiento y desinterés.
A pesar de que, en otras ocasiones el deseo de cambiar de vida no deriva de la carencia, sino de la necesidad de potenciar determinadas capacidades o simplemente descubrir nuevos horizontes. Estos casos se encuentran con frecuencia en el ámbito laboral, cuando la persona se siente preparada para enfrentar nuevos retos que marquen su vida profesional.
No obstante, algunas veces el deseo de cambiar de vida no se origina en el interior, sino a circunstancias externas que aceleran el proceso llevando a la persona a realizar una transformación radical. Por ejemplo: Una experiencia traumática, problemas económicos, una enfermedad grave, entre otras.
Es importante, saber que un cambio radical no es siempre lo que realmente se necesita, porque cuando a algunas personas las cosas no le van del todo bien piensan “necesito un cambio en mi vida”, sin darse cuenta que hacer cambios es bueno, pero no siempre hay que cambiar de vida radicalmente, precisamente porque el cambio no significa que desaparecerán todas las dificultades.
No importa el tipo de problema que se presente, pero la desilusión es tan grande que la persona pierde la perspectiva y procura solucionar un conflicto puntual reformando su vida, sin darse cuenta que estos cambios son tan significativos y tienen tantas implicaciones que finalmente la persona se deja vencer y no cambia.
Cuando se cambia por cambiar, no se está haciendo nada, esto es como cambiar de vaso cuando el problema radica en el agua. Es por ello, que los cambios drásticos no sólo no eliminan los problemas, sino que pueden ocasionar nuevas dificultades. Esto se debe a que seguramente tú eres parte del problema y para solucionarlo no basta con cambiar de ciudad, de trabajo o de tu círculo de amistades, sino realizar un cambio desde el interior mucho más profundo para tomar mejores decisiones.
Ante situaciones como ésta, lo más recomendable es analizar con calma la situación y planificar el cambio gradualmente para que puedas sentirte seguro, segura y cómodo, cómoda.
En este sentido, una herramienta terapéutica que te puede ayudar mucho es el coaching.
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